Saben, hoy es un día de esos…

En una plática conmigo mismo: sentado, rodeado de gente, con la sensación de no pertenecer a este lugar. Esa sensación de estar en lugares equivocados, ¿o tal vez no? Al menos dan buen café…

Cuestionándome: ¿para qué escribir sobre filosofía, ciencia política, psicología, sobre los problemas del mundo? En un mundo donde no encontrará eco. Hace dos días me di cuenta de que, con los pocos investigadores con los que he hablado, no hemos tenido ese clic. Qué difícil soy. Los entiendo, aunque verbalmente soy amable, no tengo esa rosa de la mesura, solo la chispa de la pasión. Lo admito, estoy loco… Es lo malo de cuestionar lo que se cree cierto, lo que se asume como verdad… Me declaro pecador de eso. Soy un caso perdido de la normalización.

Ocupado por cosas, por obligaciones del día a día, en esa sociedad del cansancio de Byung-Chul Han, donde concuerdo con la idea general, pero no con todo el diagnóstico… Ya ven, ya estoy siendo problemático otra vez. Todo eso me cansa, y no en sentido negativo; mi mente solo descubre patrones. Pero para ser honesto, a veces uno solo quiere tirarse en medio del océano y hundirse de forma suave hasta entrar en un sueño eterno de palabras.

Escribiendo las conclusiones de un libro que amo, que odio, que me hace ver que todo era más grave de lo grave que yo veía. Entiendo el cansancio y la decisión de muchos que se van a vivir a las montañas. Aunque hay autoexilios peores, estoy sentado entre paredes que no son paredes.

Si me escucharan, si externara estas ideas, pensarían que estoy muy mal, pero he tenido que morir y revivir, como un ejercicio para reinventarme. Quizás pierda un día la batalla, y ya no me da miedo. Extrañamente, me siento fuerte, me siento incluso con esperanza. Aunque hay cosas que tengo que hacer, hoy nuevamente me confrontaré a mí mismo.

Hoy solo queda informar que, mientras intentaba calmar las ideas intrusivas, me enteré de que se quedaron: acamparon, me harán compañía, es más, hicieron un concierto… Al parecer harán una conferencia. Queda reconocer que tienen buenos invitados.

Hoy solo tengo ideas inconclusas, aforismos. El peor enemigo ha llegado: el cansancio mental, ese gran invitado estelar a la conferencia. Y no escatimaron: llegarán también el panel de ideas dolorosas, de ideas contradictorias, recuerdos de gente que ha partido… En fin, es toda una fiesta donde se reúnen para participar.

Al parecer cerrarán con una exposición de pasiones que dejé tiradas. Y saben, es todo un éxito: hay lleno total… Soy el único asistente.